jueves, 20 de marzo de 2025

[Es el momento de que toda la industria reconozca que estamos pasando rápidamente de una guerra fría (patentes como elemento disuasorio) a una guerra nuclear en la que – como en ‘Juegos de guerra‘ – la única jugada ganadora es no jugar.]

La afirmación de que "una patente prohíbe la innovación" es válida en muchos casos, ya que las patentes pueden crear monopolios temporales que limitan el acceso a nuevas ideas. Sin embargo, se podría matizar que la patente también ofrece incentivos a los inventores al garantizarles derechos exclusivos sobre sus invenciones por un tiempo determinado, lo que puede ser esencial para el desarrollo de investigaciones costosas, como ocurre en la industria farmacéutica.

Las patentes no impulsan la innovación, prohíben la innovación. Una patente es, por su propia definición, algo que prohíbe al mundo entero excepto al titular de la patente construir y mejorar en un paso innovador particular.

Las patentes siempre han sido un freno a la innovación. Últimamente, el ritmo de las ideas ha mejorado, por lo que el problema se ha vuelto más obvio, pero siempre ha estado ahí.

Una patente sólo vale tanto como puedas gastar en una demanda que la defiende.

La única excepción es la industria farmacéutica, ya que utilizan el peso muerto monopolista creado por el sistema de patentes para gravar al público por sus propias ganancias.  

Sería útil también proponer alternativas a este sistema. Modelos como los open source (código abierto), el uso de licencias libres o el "patent pooling" (piscinas de patentes) se están explorando como formas de equilibrar los intereses de los inventores con los beneficios para la sociedad.

En resumen, la crítica a las patentes como freno a la innovación tiene un peso fuerte, pero es importante reconocer que las patentes, en ciertos contextos, pueden tener beneficios si se gestionan de manera adecuada. Sin embargo, la realidad es que, en muchos casos, las patentes son más utilizadas como herramienta para proteger intereses económicos que como motor de avance en la ciencia o la tecnología.

martes, 11 de marzo de 2025

 

El caso de Andrew Wakefield en 1998 es uno de los fraudes más conocidos en la historia de la medicina. Wakefield y sus coautores publicaron un estudio en The Lancet que sugería que la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) estaba vinculada al autismo en niños. Aunque el estudio utilizó un diseño epidemiológico deficiente que no permitía establecer una relación causal, rápidamente se difundió en los medios de comunicación y causó un gran pánico social. Esto resultó en una disminución en las tasas de vacunación y, como consecuencia, en brotes de enfermedades prevenibles por vacunas. En 2010, se descubrió que los datos de Wakefield eran fraudulentos y que había conflictos de interés, lo que llevó a la retractación del artículo. Sin embargo, el daño ya estaba hecho, pues muchas personas, especialmente dentro de los movimientos antivacunas, continuaron sosteniendo la relación entre las vacunas y el autismo.

Este caso ilustra los riesgos asociados con el fraude científico y su impacto en la salud pública, un tema relevante en las lecturas mencionadas. En el artículo Rooting out scientific misconduct (Science, 2024), se destaca cómo las malas prácticas científicas, como la fabricación de datos, pueden tener consecuencias devastadoras no solo para la credibilidad de la ciencia, sino también para el bienestar de la sociedad. El caso de Wakefield es un ejemplo claro de cómo el fraude puede alterar la percepción pública de la ciencia y generar desconfianza en los avances médicos.

En el Estudio de 2023 sobre la incidencia de malas prácticas en España, se observa que el fraude y las malas prácticas científicas siguen siendo un problema en muchos ámbitos. Aunque el sistema científico ha avanzado en términos de transparencia y control, el caso de Wakefield demuestra que, incluso cuando los estudios son finalmente desmentidos, sus efectos pueden perdurar, reforzando creencias erróneas durante años. Este tipo de fraude resalta la necesidad de un mayor escrutinio, ética y responsabilidad dentro de la investigación científica para evitar que se repitan errores tan graves.

miércoles, 5 de marzo de 2025

Claude Bernard (1813-1878) fue un fisiólogo y médico francés considerado el padre de la medicina experimental. Realizó importantes aportaciones en el campo de la fisiología y la investigación médica. Bernard defendió que las hipótesis científicas deben ser verificadas a través de experimentos controlados, estableciendo un método que permitió transformar la medicina en una ciencia basada en la observación y la experimentación.

El paradigma biomédico o científico actual -el que aprendemos en las escuelas de medicina, propone que la enfermedad se produce por alteraciones de orden físico químico molecular, se apoya en el método científico y sus pilares: Observación y Experimentación.

La medicina científica para muchos comienza con el advenimiento de la Fisiología, luego de los aportes de Claude Bernard y sus discípulos.

Claude Bernard investigó acerca del papel del páncreas en la digestión de las grasas, descubrió la función generadora de glucosa del hígado, es decir, la glucogénesis hepática, estudió la actividad de las glándulas salivales y consiguió demostrar el control nervioso de la contracción y dilatación de los vasos sanguíneos; también estudió la diabetes y su tratamiento. Una de sus grandes aportaciones es la introducción del concepto de “medio interno”, el medio líquido que rodea a las células, cuyas propiedades se mantienen constantes mediante diversos mecanismos de autorregulación, y darían lugar, años después, al concepto de homeostasis.

Para la medicina científica la comprensión de los paradigmas ha evolucionado con el tiempo, su análisis y reflexión son importantes porque señalan el referente teórico para la praxis médica, es decir teoría y práctica son una unidad, en donde ningún componente es más importante que otro, la teoría por sí sola quedaría como un recetario de buenos propósitos y la práctica exclusiva sería como navegar sin brújula, sin rumbo.

 

viernes, 31 de enero de 2025

 1. La presencia digital y cómo gestionarla

Hoy en día, tener presencia digital es casi inevitable. Incluso si no tenemos una estrategia activa, es probable que existan huellas de nuestra actividad en línea debido a búsquedas casuales o interacciones pasivas, como comentarios en redes sociales, menciones en blogs o perfiles en plataformas como LinkedIn o ResearchGate. Sin embargo, esta presencia no tiene que ser algo casual o que ocurra por azar; se puede gestionar activamente para dirigirla y mejorarla con un esfuerzo mínimo.

Una de las formas más simples y efectivas de gestionar esta presencia es optimizar los perfiles públicos en redes sociales, foros académicos y otras plataformas donde podamos compartir nuestro trabajo. Tener un perfil completo y actualizado, con enlaces a trabajos previos, artículos de interés, proyectos y, sobre todo, con palabras clave relacionadas con nuestra actividad científica, puede mejorar nuestra visibilidad. Esto también incluye gestionar los resultados de búsqueda que pueden llevar a los usuarios a encontrar información sobre nosotros, como nuestros trabajos de investigación, colaboraciones, ponencias o artículos en medios especializados.

2. El ecosistema personal digital (PLE)

El concepto de "Personal Learning Environment" (PLE) se refiere a la gestión activa de herramientas digitales para la organización de la información y el aprendizaje continuo. En el contexto de una actividad científica, esto implica construir un ecosistema digital que nos permita recibir, recomendar, almacenar, producir y promocionar información relevante de manera eficiente.

Las fases del ecosistema personal digital (PLE) en el ámbito científico:

1. Recibir la información: Hay múltiples herramientas y plataformas para estar al tanto de las últimas investigaciones, avances y noticias de tu campo. Herramientas como RSS feeds, suscripciones a newsletters, o agregadores de contenido como Feedly pueden centralizar información de fuentes relevantes.

2. Recomendar la información: Cuando encuentras contenido valioso, compartirlo en plataformas como Twitter, LinkedIn o incluso tu blog personal, no solo te posiciona como un profesional activo, sino que también puede ayudar a otros a encontrar información relevante. Aplicaciones como Pocket o Evernote te permiten guardar y compartir artículos fácilmente.

3. Almacenar la información: Utilizar herramientas de almacenamiento en la nube (como Google Drive, Dropbox o OneDrive) o plataformas de gestión de referencias como Zotero o Mendeley es esencial para organizar y acceder a los documentos, investigaciones y fuentes que usas en tu actividad científica.

4. Producir la información: La creación de contenido propio puede ser a través de publicaciones académicas, pero también incluye actividades de divulgación científica, como blogs, videos o incluso podcasting.

5. Promocionar la información: Para maximizar el impacto de la información que creas, es importante promoverla en las plataformas adecuadas. La estrategia de promoción puede incluir publicar en redes sociales, participar en grupos de discusión especializados, colaborar en conferencias o webinars, y publicar en revistas de acceso abierto.

En resumen, al pensar en presencia digital y en la gestión del ecosistema personal digital, se trata de construir un sistema organizado y automatizado que permita recibir, producir y promocionar información con el mínimo esfuerzo posible. Con la implementación de herramientas sencillas, la correcta integración de plataformas y una estrategia activa pero accesible, es posible maximizar el impacto de tu actividad científica y mejorar tu visibilidad sin complicaciones.

viernes, 24 de enero de 2025

 

El tener que juzgar los trabajos de otros, me produjo una sensación agridulce. Por un lado, es interesante porque me permitió reflexionar sobre lo que realmente hace que un estudio o proyecto sea único, qué aspectos pueden mejorarse y cómo se puede ser más claro o profundo en el análisis. Sin embargo, también me ha generado un poco de incomodidad, porque al ser el revisor, me pongo en la posición de hacer críticas que, aunque constructivas, pueden ser difíciles de expresar de manera que no se perciban como demasiado duras.

La plantilla de revisión me pareció clara y bien estructurada. Las secciones están bien definidas. Ha sido útil para organizar mis comentarios y sugerencias de manera ordenada, lo que facilita la información para los autores y el editor.

Tras revisar trabajos de este tipo, sí cambiaría algunos aspectos de mi propio trabajo. Al ver los puntos débiles o áreas que podrían haberse explicado mejor en los trabajos ajenos, me doy cuenta de que probablemente podría haber sido más precisa o haber desarrollado más algunos de los temas que traté. Al leer trabajos similares o recibir críticas, me doy cuenta de que ciertas ideas pueden ser más complicadas de lo que pensaba.

Las evaluaciones que he recibido también me han sido útiles. Me ha gustado cuando las críticas eran específicas, porque eso me ayudó a identificar áreas de mejora concretas. Todas las observaciones que he recibido me han servido para pensar en cómo podría mejorar la estructura, el contenido o la claridad de mi trabajo. Las ideas de los compañeros han sido muy interesantes, e identifican nuestros intereses particulares. 

Un buen ejercicio!! De un tema no científico pueden surgir investigaciones muy interesantes.

lunes, 20 de enero de 2025

 

Título:
Una noche vieja en pediatría: Reflexiones sobre el cambio de año entre emergencias y sonrisas

Autora:
Talía Gabriela Porras Suárez

Abstract:
La noche vieja es un momento de celebración para la mayoría, pero para el personal sanitario puede convertirse en una jornada llena de retos y emociones. Este artículo narra la experiencia del equipo de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP) del Hospital Universitario de Navarra durante la última noche del año, destacando los casos atendidos, la dinámica del trabajo en equipo y los sentimientos experimentados al despedir el año en un entorno hospitalario. La narrativa busca enfatizar la importancia de la resiliencia y la humanidad en el ámbito sanitario.

Introducción:
El trabajo en el ámbito hospitalario, y particularmente en el servicio de pediatría, implica enfrentar una serie de retos emocionales y profesionales, especialmente durante eventos significativos como la Nochevieja. Para los profesionales de salud, este tipo de fechas representa una dualidad: por un lado, el sacrificio de estar lejos de sus familias y, por otro, la oportunidad de brindar cuidado y apoyo a pacientes vulnerables en un contexto de festividad y alegría. La Nochevieja, como momento de reflexión y celebración, pone en evidencia tanto las dificultades inherentes al trabajo en un entorno hospitalario, como las satisfacciones derivadas del acto de cuidar a niños y sus familias en situaciones críticas.  La última noche del año, se vive con mucha expectación. Se suelen reunir en torno a una televisión para tomar las “uvas de la suerte”, una con cada campanada. Este estudio explora cómo un grupo de profesionales vive esta experiencia, combinando la práctica clínica con los desafíos de mantener la esperanza y la celebración en un entorno poco habitual.

Métodos:
Se llevó a cabo un análisis narrativo utilizando el método historia de vida como metodología cualitativa; basada en las observaciones y anécdotas recopiladas por el equipo de pediatría del hospital durante la noche vieja. Se realizaron entrevistas en profundidad, con un cuestionario previamente diseñado propiciando un espacio abierto para que los participantes narraran sus experiencias de manera fluida, permitiendo emergentes narrativas subjetivas y significativas.  Los datos incluyen la tipología de casos atendidos, la dinámica de trabajo en equipo y las interacciones con los pacientes y sus familias. Se realizó triangulación de datos, logrando la saturación de los mismos. La información recabada fue analizada mediante enfoque de codificación temática, identificando patrones recurrentes y categorías emergentes relacionadas con los ejes de la investigación. Se tuvieron en cuenta los principios éticos de confidencialidad y se obtuvo el consentimiento de los participantes.

Resultados: 

En el análisis de las historias de vida de los profesionales de salud que trabajaron en el servicio de pediatría durante la Nochevieja, emergieron varios temas clave que reflejan tanto los desafíos como las gratificaciones asociadas a la experiencia. La mayoría de los participantes destacaron la sensación de aislamiento y la dificultad de estar lejos de sus familias durante una festividad tan significativa. Sin embargo, muchos coincidieron en que el sentido de comunidad y solidaridad entre el personal médico y de enfermería contribuyó a mitigar esta sensación de desconexión. El trabajo en equipo fue un tema recurrente, especialmente en las noches de alta carga emocional, donde la colaboración entre los distintos profesionales fue esencial para enfrentar los momentos de tensión. Un aspecto destacado fue el impacto emocional de la atención a los pacientes pediátricos en Nochevieja. Varias historias revelaron la carga emocional de tratar a niños graves o de informar a los padres sobre diagnósticos difíciles durante este período festivo. Sin embargo, también se identificaron momentos de satisfacción, cuando los profesionales pudieron contribuir a mejorar el bienestar de los pequeños pacientes, aunque fuese de manera temporal, creando momentos de alegría y esperanza en medio de la adversidad. No faltaron las uvas. 

Discusión:

En situaciones como la noche vieja, el enfoque no solo debe estar en la atención médica, sino también en brindar consuelo y empatía a los pacientes y sus familias. Además, estas vivencias fortalecen los lazos entre compañeros, convirtiendo una noche de trabajo en una experiencia compartida significativa.Este hallazgo coincide con estudios previos que subrayan la importancia del trabajo en equipo en ambientes hospitalarios, especialmente en contextos de alta carga emocional y estrés (Smith, 2020).

La atención pediátrica durante las festividades subraya la dimensión emocional del cuidado, donde los profesionales no solo actúan como médicos o enfermeros, sino también como figuras de apoyo emocional para los pacientes y sus familias. Este fenómeno está alineado con investigaciones previas que destacan el "burnout" como uno de los mayores riesgos emocionales en ambientes de alta carga (Rodríguez, 2019), pero también resalta la capacidad de resiliencia del personal médico y su habilidad para encontrar significado en su trabajo en medio de la adversidad.

Conclusiones: 

La noche vieja en pediatría demuestra cómo, incluso en un entorno hospitalario, es posible encontrar momentos de conexión y celebración. Esta narrativa pretende rendir homenaje al personal sanitario que, a pesar de las circunstancias, logra brindar esperanza y calidez en las fechas más especiales.

Agradecimientos:

Un agradecimiento al servicio de pediatría del Hospital Universitario de Navarra por su dedicación y espíritu de equipo. También, a las familias que confían en ellos en momentos difíciles.

Referencias:

  1. Smith J., et al. (2020). "The Role of Empathy in Healthcare: Lessons from Pediatrics." Journal of Medical Narratives.
  2. Rodríguez P., et al. (2019). "Celebrating Humanity in Medicine: Festive Reflections from the ER." Medical Stories Quarterly.

 

[Es el momento de que toda la industria reconozca que estamos pasando rápidamente de una guerra fría (patentes como elemento disuasorio) a ...